Por Vicente Guerrero
Monterrey, Nuevo León, 30 de agosto de 2019.- La odisea para ingresar a la universidad puede representar para algunos jóvenes una batalla constante de sacrificio y entrega, de encuentros y desencuentros con amigos y familiares.
Esto es lo que nos ofrece la cinta “Primer año”, de Thomas Lilti, y en la que los actores Vincent Lacoste y William Lebghil recrean las peripecias a las que se tienen que enfrentar dos jóvenes aspirantes a ingresar a la facultad de medicina en una institución francesa.
Lo que recrea la cinta puede resultar muy cercano a lo que sucede en otras latitudes del mundo, pues se sabe que los estudios de medicina son tan cercanos a una de las más grandes hazañas para algunos estudiantes.
Lilti hace toda una metáfora de la vida al poner frente a la cámara a dos seres humanos frágiles, vulnerables y al mismo tiempo, capaces de enfrentarse casi a cualquier desafío.
No podríamos decir que sea una película biográfica de su realizador, pues se sabe que el director estuvo inmerso en ese mundo de la preparación para un examen de ingreso a la facultad de medicina, pues él fue médico, carrera que luego abandonó para dedicarse al cine, pero sí tenemos en la pantalla un trabajo que reúne esa atmósfera de esfuerzo y sacrificio que representa el obtener un lugar en una facultad que exige una preparación exhaustiva.
Los afanes de Benjamin, el más listo de los dos protagonistas, por lograr ese lugar y su relación con Antoine, el que por tercera vez busca ese sitio, son retratados de una manera magistral.
Tan es así, que algunos espectadores pueden llegar a sentirse identificados y no solo eso, sino que también logran emocionarse con el desenlace planteado en la cinta.
Lo que no dice la película, pero que está omnipresente en ella es el marco en el que se desarrollan las escenas, pues está rodada en la Ciudad de la Luz; los magníficos escaparates que representan sus calles, las escenas de la Torre Eiffel o el canal del Río Sena son un añadido que es de agradecerse en esta producción.