Por: Fernando Santana. 4 de octubre, Monterrey, Nuevo León.
“Esto es una fiesta, esto es una banda…
no me esperes, nena…
hoy no vuelvo a casa!
Los chicos sólo quieren rock
las chicas sólo quieren rock
esta noche suenan las guitarras, ¡suenan fuerte!
¡Tormenta de rock!”
Esa es parte de una canción de Rata Blanca del “Tormenta Eléctrica” álbum del 2015, el más recientemente publicado… y muestra como no han olvidado lo que son. En cuanto a su música y en cuanto a su ética y filosofía.
Gracias a ello los asistentes al concierto de la legendaria banda argentina en el Escena de Monterrey vivimos un ambiente de fiesta y de poder… porque Rata Blanca practica un rock que es tanto divertido y liberador como lo es épico y fantástico. Hablan de ser rebeldes siempre fieles a los principios del rock y de hadas, magos, guerreros, brujas y talismanes practicando un estilo que es herencia de ese hard rock/heavy metal clásico de los 70s que fue conjurado en este mundo por Deep Purple y por Rainbow. Son herederos de esa tradición y de esa clase, de ese poderoso rock que llega a ser lo que se ha dado en llamar “power metal” esto es ese metal melódico, rápido y neoclásico que pudo tener su origen sólo en Europa y sonando siempre actuales y a ellos mismos. Así es: un testimonio más de que el rock es atemporal y siempre actual.
Alrededor de una hora y media duró su presentación la cual abrieron las bandas regias Julieta Está Muerta y Rabietta. Me gustaría poder opinar sobre Julieta, pero llegué después, cuándo ya tocaba Rabietta. Lo que sé es que son “punk pop” y que hacen un tributo a Panda, así que lo que puedo decir es que en lo personal pienso no haberme perdido de mucho y en lo objetivo y en lo general que estuvieron fuera de lugar en un concierto como este. Estadísticamente los seguidores del heavy-power metal no son grandes seguidores de Panda y ese estilo. En cuanto a Rabietta, dieron una muy buena presentación. Tocan un estilo difícil de definir, original, que llega a ser metal pero que toma diversas influencias más hay algo que los delata como una banda activa desde los 90s: ese como se aproximan a la música, no siguiendo un estilo predeterminado ganando así identidad propia.
“Bueno… ahora hablemos de amor, ¿sí?”, es algo que parece proponer siempre Rata Blanca álbum con álbum, durante toda su carrera y mucha gente agradece la propuesta ya que ha resultado en las clásicas baladas de la banda que, por supuesto, no pudieron faltar en esta ocasión. Románticos. Otro adjetivo para describir al grupo.
Bien después de casi tres décadas y media en la carretera Rata Blanca no se ha dormido en sus laureles es interesante ver como eso se traduce en un público que abarca todas las edades. Y más interesante ha de ser verlo desde sus ojos, desde el escenario. Enhorabuena por ellos…
¡AGUANTE RATA!
¡PINCHE METAL!