Círculos de nada celebra el Dos de Noviembre en grande
Por Sussy Robles y Norma Rangel
La tradición mexicana de recordar a los difuntos, se vuelve algarabía cuando fusionas el rock latino y la danza folclórica y esto sucedió el pasado 2 de Noviembre cuando Círculos de Nada celebró el cuarto aniversario de su cuarto disco que lleva el mismo nombre de la fecha, también destejaron la mayoría de edad, puesto que cumplieron 18 años de andar en los escenarios, esto con manteles largos, flores, baile y mucho color.
Círculos de Nada es una banda regia que se ha caracterizado por representar, difundir y preservar las leyendas, tradiciones y sonidos de México. Han desempeñado un papel muy importante en la música mexicana, teniendo como fuente principal de inspiración el folclor latinoamericano. Se han caracterizado desde sus inicios por la búsqueda exhaustiva de la originalidad y armonía entre instrumentos e ideas para poder acoplar la cultura de un México antiguo y nostálgico con el México actual, ese México que día a día busca la regresión hacia nuestros orígenes, y de esa forma valorarnos más como una identidad cultural rica en historia y folclor; para llegar a darnos cuenta que no hay porque intentar copiar el camino de nadie, pues, nuestros propios orígenes nos dan las armas necesarias para sobresalir junto con cualquier otra cultura del mundo es por eso que hicieron de esta festividad un gran espectáculo, en el cual el colectivo Mujeres de Botas abrió el paso a la banda con el performance Día de Muertas, en el que se hizo alusión a los feminicidios ocurridos en Nuevo León.
El Ballet Folclórico Magisterial de Nuevo León a cargo del maestro Guerrero, también «tuvo vela en ese entierro», ya que más de veinte bailarines en diversas canciones amenizaron con espectaculares atuendos y máscaras al estilo de la catrina y el catrín mexicano, mismos que se enmarcaban perfecto en el recinto del Aula Magna de Colegio Civil, “ El beso del nahual, “La Catrina” y “Soledad” fueron los temas con los que el ballet lució sus bellos bailables en el escenario que estaba adornado con flores de cempasúchil, pata de león y pequeñas velas blancas. La fiesta no podía terminar sin las clásicas calaveritas de azúcar, algodón dulce, pan de muerto y la fotografía donde aparecen algunas personas del público y las chicas del performance con sus vestimentas y maquillaje alusivo al dos de noviembre.
Fotos Norma Rangel